V
Una cerveza de termo o de pipa (siempre a granel en todo caso), es una buena opción para el sediento caminante. Un litro del dorado brebaje (la tonalidad del color depende de la cantidad de agua y otras sustancias no identificadas en suspensión), cuesta la mitad de lo que una botella “sellada” del mismo contenido, y de sólo un tercio de la capacidad de aquel. Todavía una perga de a tres pesos, es una buena opción, para los maltrechos bolsillos de los que gustamos de los “espumosos” lúpulos. El sitio del expendio, es un antiguo club social conocido popularmente como EL Ferroviario, en argot más cercano es simplemente: El Ferro, y que sin dudas conoció tiempos mejores. Allí tocó hasta Beny Moré y su espectacular orquesta, y los que lo recuerdan, bailaron a su ritmo en el encerado salón de lustroso maderamen. Hoy el techo del recinto colapsó. Del Beny sólo queda un fugaz recuerdo: el de aquellos atentos danzantes que suspendían el baile para disfrutar de su arte, junto a su inolvidable “tribu”. Los tiempos cambian. De niño conocí aquel lugar, tal y como debió lucir en los preteridos 50’s. El tiempo y la desidia decidieron su suerte. De nada sirvió que en la década de los 70’s lo remozaran, gastando por entonces muchos recursos. El intento no traspasó este siglo XXI. Y es una pena. Por ahora alberga el expendio cervecístico, con mucha demanda en el barrio. En su caso como en el de tantas otras cosas de este aquí y ahora, el viejo adagio de “cualquier tiempo pasado fue mejor”, tiene completa vigencia.
Estampas Camagüeyanas (IV)
Estampas Camagüeyanas (III)
Estampas Camagüeyanas (II)
Estampas Camagüeyanas (I)
No comments:
Post a Comment